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martes, 18 de septiembre de 2012

Un país que abre los ojos



La tarea de informarse solía ser sencilla. Hasta hace unos años, nadie dudaba de la información impartida por los medios de comunicación, y no se cuestionaban los intereses de uno u otro. Pero desde hace algunos años, y sobre todo a partir de la polarización entre medios oficialistas y opositores, la realidad cambió.

Lo cierto es que los intereses políticos y económicos que se manejan en torno a la difusión de noticias son grandes, y fuertes. La información se ha convertido en un producto más del mercado, sujeto a las necesidades de los clientes, y los medios de comunicación, en fábricas de noticias, de acuerdo a los requerimientos de sus creadores.

Esta realidad se acentúa mucho más, debido a la existencia de grandes empresas que nuclean diferentes modos de impartir información, y a partir de las cuales se produce un fenómeno bastante peculiar: la concentración mediática. Se trata de empresas que no sólo poseen y difunden información sujeta a intereses particulares, sino que también monopolizan esa información a través de la adquisición de firmas de diferentes rubros.

De este modo, empresas como Grupo Clarín, poseen varios periódicos y publicaciones en papel, señales televisivas y radiales, servicio de Internet y telefonía, empresas de televisión por cable, entre otras, y se aseguran que la información que difunden llegue lo más lejos posible.

Pero las circunstancias que hicieron dudar del periodismo y de la objetividad informativa, acentuadas en gran parte por la disputa constante entre el gobierno y, en este caso, el Grupo Clarín, fueron aliviadas con la sanción de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que, desde el 2009, regula el accionar de estas empresas, impidiendo así la concentración de medios, teniendo como fin democratizar y universalizar la difusión y el acceso a información amplia y veraz.

La ley 26.522, que pretende garantizar el derecho a la información sin censura, la integración Latinoamericana y la promoción y desarrollo de la cultura, el arte y la educación nacional, la pluralidad de puntos de vista y el debate pleno de las ideas, fue sancionada y promulgada dentro del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Lo que se promueve desde esta ley forma parte de una de las banderas enarboladas por este gobierno; la de la igualdad. A partir del acceso igualitario, se da un paso más en la consecución de los objetivos de su gestión. Y a partir de la regulación de la propiedad de los medios, y de las limitaciones en cuanto a la concesión de licencias, se hace palpable la lucha en contra de la concentración de medios en pocas manos… O en pocos bolsillos.

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