La tarea de informarse
solía ser sencilla. Hasta hace unos años, nadie dudaba de la información
impartida por los medios de comunicación, y no se cuestionaban los intereses de
uno u otro. Pero desde hace algunos años, y sobre todo a partir de la
polarización entre medios oficialistas y opositores, la realidad cambió.
Lo cierto es que los intereses políticos y económicos que se
manejan en torno a la difusión de noticias son grandes, y fuertes. La
información se ha convertido en un producto más del mercado, sujeto a las
necesidades de los clientes, y los medios de comunicación, en fábricas de
noticias, de acuerdo a los requerimientos de sus creadores.
Esta realidad se acentúa mucho más, debido a la existencia
de grandes empresas que nuclean diferentes modos de impartir información, y a
partir de las cuales se produce un fenómeno bastante peculiar: la concentración
mediática. Se trata de empresas que no sólo poseen y difunden información
sujeta a intereses particulares, sino que también monopolizan esa información a
través de la adquisición de firmas de diferentes rubros.
De este modo, empresas como Grupo Clarín, poseen varios
periódicos y publicaciones en papel, señales televisivas y radiales, servicio
de Internet y telefonía, empresas de televisión por cable, entre otras, y se
aseguran que la información que difunden llegue lo más lejos posible.
Pero las circunstancias que hicieron dudar del periodismo y
de la objetividad informativa, acentuadas en gran parte por la disputa constante
entre el gobierno y, en este caso, el Grupo Clarín, fueron aliviadas con la
sanción de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que, desde el
2009, regula el accionar de estas empresas, impidiendo así la concentración de
medios, teniendo como fin democratizar y universalizar la difusión y el acceso
a información amplia y veraz.
La ley 26.522, que pretende garantizar el derecho a la
información sin censura, la integración Latinoamericana y la promoción y
desarrollo de la cultura, el arte y la educación nacional, la pluralidad de
puntos de vista y el debate pleno de las ideas, fue sancionada y promulgada
dentro del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Lo que se promueve desde esta ley forma parte de una de las
banderas enarboladas por este gobierno; la de la igualdad. A partir del acceso
igualitario, se da un paso más en la consecución de los objetivos de su
gestión. Y a partir de la regulación de la propiedad de los medios, y de las
limitaciones en cuanto a la concesión de licencias, se hace palpable la lucha
en contra de la concentración de medios en pocas manos… O en pocos bolsillos.
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