Tenemos algo que analizar.

martes, 18 de septiembre de 2012


Para los amantes del fútbol, la Copa Mundial de la FIFA es el evento por excelencia. Lo esperan ansiosos, y se convierte en el monotema de conversación de cualquier bar, incluso faltando cuatro años para su próxima edición. Sus seguidores no se toman vacaciones: en cuanto el minuto 90 de la final se cumplió, ya especulan sobre el próximo campeonato. Y parece ser que en la política, las elecciones presidenciales tienen el mismo efecto, inquietando a más de uno.
Hace algunos días, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, dejó entrever sus posibles aspiraciones a presidente para los comicios de 2015, aunque destacó su actual responsabilidad para con su cargo, y su lealtad hacia la presidenta, a quien “de ninguna manera” pretende enfrentar.
A pesar de su aclaración respecto de su apoyo al Gobierno Nacional, y de su gratitud frente al reciente electorado, los dichos de Scioli despertaron las críticas de su últimamente discrepante vice, Gabriel Mariotto, quien considera que si alguien está pensando en las próximas elecciones, “está en otro canal”. Sin embargo, y aunque recalcó que su mirada y la de su superior no coinciden, negó que sus acciones apunten a “desgastarlo” o incluso “sacarlo”  de su puesto.
Se ponen la camiseta
Asociado hace algunos años al calificativo de “traidor” que hoy se le otorga a Mariotto, el ex vicepresidente Julio Cobos defendió las acciones de éste, destacando que en una fórmula política el respeto debe ser recíproco, y que no se trata de un juego de sumisión, sino que la única lealtad es hacia la Constitución.
Igual que al final de un picadito cuando, en busca de un culpable, el equipo perdedor responsabiliza al capitán por haber elegido mal a los jugadores, Cobos le recordó a Scioli que él aceptó tener a Mariotto en su fórmula: “El gobernador se podría haber opuesto y no lo hizo”.
Podría imaginarse tranquilamente como una escena de bar, una discusión futbolera de domingo por la tarde. Y si algún condimento le faltaba, el juego de naipes llegó de la mano de los legisladores Fernando “Chino” Navarro y Alicia March. A la tajante declaración de Navarro, quien recomendó a Scioli que “es momento de trabajar”, no tardó en llegar el “retruco” de March: “Él tendría que hacer lo mismo”.
Y en este juego de “dimes y diretes”, en el que el equipo es el mismo pero las camisetas son diferentes, los jugadores no deciden hacia dónde patear, y los simpatizantes, mareados, van perdiendo la simpatía. Así el gobierno de Buenos Aires transita la primer a fase de su mandato, entre especulaciones, aspiraciones tempranas y discrepancias. Y todavía falta mucho para el minuto 90.


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