Nuevas intenciones de dominación aparecen en
Europa
Los vestigios de la colonia
Hace casi 200
años, nuestro país proclamó su independencia, dejando atrás los lazos que la ligaban
a España. Sin embargo, en la actualidad, las medidas económicas impulsadas por
el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner son amenazadas por la Unión
Europea, que parece reclamar algún tipo de sumisión por parte de nuestro país.
En medio de
nuestros festejos por un nuevo aniversario de la Revolución de mayo de 1810,
primer manifiesto de las intenciones independentistas de los criollos, tuvo
lugar en Bruselas un anuncio algo particular, una denuncia de la Comisión
Europea en contra de las medidas proteccionistas del actual gobierno argentino,
las trabas a las importaciones y principalmente, la polémica estatización de
YPF, que expropió de su dominio a la española Repsol.
Lo paradójico es
que la denuncia europea es que apunta a buscar “la paja en el ojo ajeno”,
manifestándose en contra de las medidas que perjudican a sus acciones
comerciales, pero no tiene en cuenta las condiciones en que se ejercen sus
políticas económicas, lo que generó la respuesta, horas más tarde, de la
presidente Cristina Fernández. En el marco de la celebración del 25 de mayo, la
mandataria defendió fuertemente la política implementada, argumentando que
existe un “proteccionismo legal” para las restricciones impuestas por Europa, y
uno “populista” cuando se trata de los países emergentes.
Lo absurdo de la
queja expedida por el comisario europeo de comercio es que se manifiesta
implícitamente en su discurso la intención de una subordinación argentina,
tomando una posición amenazante frente a las decisiones económicas de nuestro
país y dejando entrever sus intenciones de poder y dominación en materia de
decisiones económicas. Las medidas criticadas son parte de un modelo que
continúa con la fuerza de la independencia, que pretende no depender de
financiamiento externo, y que nos impulsa hacia una noción más marcada de
patria, y más libre de cadenas.
La invitación de
Europa a eliminar las medidas que, según la UE, “violan las normas
comerciales”, olvidan los altísimos aranceles para las importaciones que poseen
sus propias economías. Y cuando algunos argentinos, hijos del neoliberalismo de
los ’90, se expiden en contra del modelo Kirchnerista, dejan ver las secuelas
de aquel modelo erróneo de país que compraron en ese entonces, engañados por la
ilusión del “uno a uno”.
Es entonces cuando
la libertad promulgada por aquellos revolucionarios de 1810 comienza a
tambalear. Porque un gobierno fuerte puede hacer frente a los absurdos reclamos
europeos, movidos por los intereses del primer mundo, pero cuando esos reclamos
se repiten en las voces de los argentinos, se fortalece el discurso
antipatriótico y se atenta contra las bases de un país que día a día y desde
hace dos siglos, debe luchar por su independencia.
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