Han protagonizado historias de todo tipo. Han
oficiado de materia prima de los más renombrados mitos. Son parte de esos
misterios que nunca develaremos en su totalidad. De ser cierta, su enigmática presencia
probaría la existencia de algo más allá de la vida, de esa instancia
desconocida que trasciende a la muerte.
Fantasmas, almas, presencias, ánimas. Son los
espíritus de aquellos que quedaron a mitad de camino. Y, fieles a su esencia de
rondar entre la vida y muerte, se manifiestan en el paisaje más representativo
de ese estado: el hospital.
Cuando los días se apagan, y las luces de
Buenos Aires se encienden, los hospitales de la ciudad se pueblan de extraños
visitantes que atemorizan a las enfermeras, quienes realizan sus rondas
nocturnas intentando pasar desapercibidas, para no alertarlos.
El personal del Hospital Británico transita
por el lugar con miedo, silencioso y manteniendo la mirada en las
monocromáticas baldosas de los pasillos. Sin embargo, y pese a sus intentos de
evadirlos, los espíritus no sólo se hacen ver, sino que también se dejan escuchar
desde la cocina, provocando estruendos con ollas y cacerolas.
En el Hospital Rivadavia también acontecen rarezas. En varias ocasiones, las enfermeras se toparon con una niña que parecía estar perdida, pero ante el primer contacto verbal, se esfumó. El personal de maestranza, por su parte, señala haber visto luminosidades extrañas en la capilla del lugar.
En el Hospital Rivadavia también acontecen rarezas. En varias ocasiones, las enfermeras se toparon con una niña que parecía estar perdida, pero ante el primer contacto verbal, se esfumó. El personal de maestranza, por su parte, señala haber visto luminosidades extrañas en la capilla del lugar.
Ánima
bendita
Hace algunos años, un paciente del Rivadavia
fue revisado por un presunto espíritu de un médico, que vestía con atuendos
antiguos, como si el tiempo no hubiese pasado. Extrañado por su aspecto, quiso
saber más sobre el profesional que lo había visto. Para su sorpresa, quien
debía atenderlo aún no había llegado.
La zona sur del Gran Buenos Aires no está
exenta de estas particulares presencias. En el Hospital Evita, de Lanús, el
personal asegura haber visto reiteradas veces a un enfermero que murió hace
mucho tiempo, recorriendo los pasillos del establecimiento.
Ante esta serie de fenómenos extraños, el
Instituto de Psicología Paranormal realizó una investigación que pone en
evidencia testimonios de sucesos paranormales, referidos tanto por enfermeros y
personal de maestranza, como por médicos que optan por preservar su identidad.
Como si su trabajo fuese reclutar a los nuevos
soldados celestiales y llevárselos quién sabe dónde, los casos más comunes que
refieren presencias, fenómenos luminosos y sonidos inexplicables acontecieron
en instancias previas a la muerte de algún paciente.
Ver
para creer
Los citados acontecimientos han impulsado
serios estudios en torno a los testimonios recolectados por los integrantes del
Instituto de Psicología Paranormal. Su director, Alejandro Parra, doctor en
Psicología e investigador de fenómenos parapsicológicos, se encuentra
comprometido con la cuestión cuyo carácter anómalo es innegable, más allá de
cualquier creencia.
Generalmente, y para darle una explicación de
tinte científico, estos sucesos se atribuyen a situaciones de estrés laboral,
el cual suele tener como síntoma algún tipo de experiencia alucinatoria. Sería
una buena explicación, sobre todo porque se trata de un cuadro muy usual en los
profesionales de la salud, que pasan muchas horas realizando su trabajo.
Otro de los argumentos del IPP señala la existencia
de manifestaciones energéticas; remanentes de energía que son percibidas por
personas con una capacidad especial, de las cuales sin embargo se desconocen
las causas.
El sol reaparece, y todo vuelve a la
normalidad. Los pasillos se pueblan de nuevos pacientes, y el personal
distribuye el desayuno. El juego se suspende por un rato, hasta que el
atardecer haga lo suyo y, entre luces y sombras, vuelvan a rondar los
corredores quienes ya se han adueñado de la escena. Entre mitos y
supersticiones, las enfermeras vuelven a cruzar los dedos… ¿A quién le tocará
la guardia de esta noche?
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