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martes, 18 de septiembre de 2012

Extrañas visitas


Han protagonizado historias de todo tipo. Han oficiado de materia prima de los más renombrados mitos. Son parte de esos misterios que nunca develaremos en su totalidad. De ser cierta, su enigmática presencia probaría la existencia de algo más allá de la vida, de esa instancia desconocida que trasciende a la muerte.
Fantasmas, almas, presencias, ánimas. Son los espíritus de aquellos que quedaron a mitad de camino. Y, fieles a su esencia de rondar entre la vida y muerte, se manifiestan en el paisaje más representativo de ese estado: el hospital.
Cuando los días se apagan, y las luces de Buenos Aires se encienden, los hospitales de la ciudad se pueblan de extraños visitantes que atemorizan a las enfermeras, quienes realizan sus rondas nocturnas intentando pasar desapercibidas, para no alertarlos.
El personal del Hospital Británico transita por el lugar con miedo, silencioso y manteniendo la mirada en las monocromáticas baldosas de los pasillos. Sin embargo, y pese a sus intentos de evadirlos, los espíritus no sólo se hacen ver, sino que también se dejan escuchar desde la cocina, provocando estruendos con ollas y cacerolas.
 En el Hospital Rivadavia también acontecen rarezas. En varias ocasiones, las enfermeras se toparon con una niña que parecía estar perdida, pero ante el primer contacto verbal, se esfumó. El personal de maestranza, por su parte, señala haber visto luminosidades extrañas en la capilla del lugar.

Ánima bendita
Hace algunos años, un paciente del Rivadavia fue revisado por un presunto espíritu de un médico, que vestía con atuendos antiguos, como si el tiempo no hubiese pasado. Extrañado por su aspecto, quiso saber más sobre el profesional que lo había visto. Para su sorpresa, quien debía atenderlo aún no había llegado.
La zona sur del Gran Buenos Aires no está exenta de estas particulares presencias. En el Hospital Evita, de Lanús, el personal asegura haber visto reiteradas veces a un enfermero que murió hace mucho tiempo, recorriendo los pasillos del establecimiento.
Ante esta serie de fenómenos extraños, el Instituto de Psicología Paranormal realizó una investigación que pone en evidencia testimonios de sucesos paranormales, referidos tanto por enfermeros y personal de maestranza, como por médicos que optan por preservar su identidad.
Como si su trabajo fuese reclutar a los nuevos soldados celestiales y llevárselos quién sabe dónde, los casos más comunes que refieren presencias, fenómenos luminosos y sonidos inexplicables acontecieron en instancias previas a la muerte de algún paciente.
Ver para creer
Los citados acontecimientos han impulsado serios estudios en torno a los testimonios recolectados por los integrantes del Instituto de Psicología Paranormal. Su director, Alejandro Parra, doctor en Psicología e investigador de fenómenos parapsicológicos, se encuentra comprometido con la cuestión cuyo carácter anómalo es innegable, más allá de cualquier creencia.
Generalmente, y para darle una explicación de tinte científico, estos sucesos se atribuyen a situaciones de estrés laboral, el cual suele tener como síntoma algún tipo de experiencia alucinatoria. Sería una buena explicación, sobre todo porque se trata de un cuadro muy usual en los profesionales de la salud, que pasan muchas horas realizando su trabajo.
Otro de los argumentos del IPP señala la existencia de manifestaciones energéticas; remanentes de energía que son percibidas por personas con una capacidad especial, de las cuales sin embargo se desconocen las causas.
El sol reaparece, y todo vuelve a la normalidad. Los pasillos se pueblan de nuevos pacientes, y el personal distribuye el desayuno. El juego se suspende por un rato, hasta que el atardecer haga lo suyo y, entre luces y sombras, vuelvan a rondar los corredores quienes ya se han adueñado de la escena. Entre mitos y supersticiones, las enfermeras vuelven a cruzar los dedos… ¿A quién le tocará la guardia de esta noche?

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