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martes, 18 de septiembre de 2012

El show debe continuar


Es popularmente conocido el relato del payaso que hace reír y llora por dentro. Tras una máscara de colores y una sonrisa abierta, un hombre con penas deja atrás sus males con el objetivo de hacer felices a las personas. La historia de Trompeta, el payaso de Morón, no se aleja demasiado de aquella vieja historia.

Hugo Villalba tiene 40 años y desde hace 15 que realiza shows solidarios para niños con su grupo “Trompeta y sus amigos”. Pero los últimos ocho años fueron diferentes: con el nacimiento de Brian, su hijo mayor, los fines de su trabajo solidario cambiaron de rumbo.

Brian nació en una clínica de Merlo y sufre de parálisis cerebral debido a un error médico en el momento del parto. Es por eso que Hugo y su esposa, Verónica, pusieron en marcha una campaña solidaria con el fin de reunir cien mil dólares para realizarle al niño un tratamiento en China.

La campaña consiste en espectáculos benéficos, recaudación de dinero mediante una cuenta solidaria en el Banco Provincia y recolección de tapitas plásticas de gaseosa, tarea en la cual colaboran también los vecinos de la familia Villalba.

El proceso consiste en dos traslados a Beijin en un lapso de seis meses, y la clínica especializada ya aguarda la llegada de Brian para comenzar el tratamiento que mejorará su calidad de vida mediante el implante medular de células madres.

Darle vida; dar la vida

La llegada de Brian definitivamente cambió la vida de Hugo, quien dejó atrás un pasado de adicciones y violencia para acercarse a Dios y pedirle fuerzas para luchar por la vida de su hijo. Es así que con mucho empeño alterna su trabajo en el rubro alimenticio con las tareas que le demanda su familia.

Pese a sus intentos, Verónica y Hugo no han podido iniciar acciones legales contra la clínica, y a pesar de su buena fe y su historia tan particular, fueron estafados por los abogados que llevaban el caso. En una ocasión Villalba se encontró con el responsable de la mala praxis, lo miró a los ojos, y lo perdonó con el corazón.

Quizás sienta pena, tal vez llore, o puede que se sienta abatido por los desafíos que la vida le pone adelante. Sin embargo, Hugo Villalba, el Payaso Trompeta, dueño de un corazón humilde y piadoso, enfrenta la realidad con una sonrisa, es un ejemplo de lucha constante y sabe que pase lo que pase, el show debe continuar.

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